miércoles, 16 de abril de 2008

Lo bueno y lo malo en la enseñanza del baile

Hace ocho meses fui invitada a dar clases de flamenco en un colegio de educación internacional aquí en Quito. Contenta y llena de buenas expectativas, acepté el trabajo, pues lo consideré un reto que debía tomar. Reto más que nada porque se me exigía impartir las clases en idioma inglés, además de que los grupos a los que me tocaría enseñar iban a estar conformados por niñas muy pequeñas: de 6 a 10 años; y a decir verdad, creo nunca he sido muy paciente con los niños.

Resulta muy gratificante el simple hecho de compartir con otras personas un conocimiento, en mi caso el baile flamenco. Sobre todo, se puede convertir en algo realmente divertido y llevadero si las alumnas se interesan en el aprendizaje y logran realizar los movimientos a la perfección. Pero este trabajo no solo me ha hecho dar cuenta de los aspectos positivos de ser profesora. Debo decir que ahora, más que nunca, comprendo el estrés y la frustración por los que puede atravesar un profesor por culpa de sus alumnos.

Muchas niñas no logran darse cuenta de que, como todo aprendizaje y técnica, en el baile se requiere mucha constancia y dedicación. Repetir una y otra vez una rutina, es un proceso obligatorio para conseguir la perfección, pero lamentablemente, el facilismo y la inconstancia reinan en el mundo del aprendizaje. La mayoría de ellas quisieran que todo fuera un juego o una especie de campamento vacacional donde tan solo se realiza una actividad por pura diversión. No existe respeto a reglas. La norma principal que rige en el colegio es la de aprender tan solo si existe un premio de por medio. Resulta bastante chocante para cualquier persona que no ha estado acostumbrada a este tipo educación.

Solo quedan unas pocas alumnas que por su interés en el baile, logran que no decaiga mi motivación para seguir enseñando.

1 comentario:

María Elisa dijo...

Creo que debe ser increiblemente difícil enseñar a niñas de 6 a 10 años flamenco,pero pienso que la perseverancia y la paciencia son grandes virtudes que debemos cultivar y tú ya lo haces! Asi que solo puedo decir que: ponle ganas!